Construcción de un horno de leña
EL HORNO ES REFRACTARIO, por eso los materiales que utilizamos para su recubrimiento son aislantes (barro envuelto con paja, tierra, lana de roca y ladrillos). La idea es proteger el horno y mantener el calor dentro del mismo, por eso utilizamos los materiales que aíslan el calor dentro del horno, la tierra es uno de los mejores aislantes. Únicamente en la boca del horno donde vamos a instalar la chimenea y en la puerta, podemos poner ladrillos macizos o refractarios, en el resto ladrillos normales.
Pasos a seguir para construir un horno de Pereruela
PROCEDIMIENTO DE MONTAJE DE HORNOS DE LA FÁBRICA DE PERERUELA
Procedemos a explicar el sistema de montaje básico empleando la relación de productos que forman parte de nuestro LOTE DE MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN, con independencia de las variantes de acabado que puedan precisar la adquisición de algún otro producto concreto.
Comenzamos por construir una meseta sobre la que instalar el horno, a este respecto deben considerase los siguientes extremos:
- Espacio básico necesario en función de si el horno se va a instalar en una esquina o alineado a pared, con carácter general un mínimo de 12 o 15 centímetros en todo el perímetro y 18 o 20 en la boca.
- Altura, con carácter general 8 o 10 centímetros menos que la altura definitiva de trabajo por ser esta la medida de recrecido durante la instalación.
- Espacio inferior que queramos dejar, según prefiramos hacer una encimera para colocar menaje, dejar un espacio para la leña, dejarlo abierto o cerrado, etc.
- Tipo de instalación, de obra o hecha in situ o mediante empleo de mesas prefabricadas de piedra artificial, metálicas u otras.
- Espacios complementarios tipo encimera a dejar frente a la puerta o en un lateral para apoyar las cazuelas al sacarlas del horno.
- Integración con otros elementos complementarios como barbacoas, chimeneas, cocinas, etc.
Para iniciar el montaje en sí, mezclamos tierra y agua al objeto de hacer una masa de barro para la base y primera cubrición del horno. Este barro no tiene por qué tener unas características refractarias especiales ni ser barro alfarero, se trata de un barro análogo al que se empleaba antiguamente para hacer adobes o tapial, se puede recoger de cualquier huerto o solar y lo único que precisa básicamente es no tener grandes piedras que dificulten el asiento y tener cierta cohesión para que se adhiera al resto de materiales. Si tiene alguna raíz, paja, rama u otros elementos de este tipo no sucede nada pero no es necesario añadírselo.
En La Fábrica de Pereruela lo mezclamos con una envolvedora profesional pero si intentas hacerlo en casa con una hormigonera es muy probable que se quede pegado en las aspas, no seas capaz de amasarlo y tengas que recurrir al método tradicional de mezclarlo y pisarlo en el suelo. Debe quedar con una textura tal que resulte moldeable y no escurra agua, no queremos una papilla.
Desaconsejamos el empleo de los siguientes productos y argumentamos los motivos:
No se debe emplear arena lavada de río o gravillas, cuya cohesión es muy baja o nula. No quedaría adherido y su estabilidad es baja.
- La sal es perniciosa para los materiales de construcción, produce eflorescencias, corroe metales, deshace morteros y hormigones y al contacto con el agua se disuelve.
- En La Fábrica de Pereruela tampoco empleamos cristales y otros productos análogos, por tratase de un material carente de cohesión que no garantiza el asiento completo del horno.
Sobre la meseta que tengamos preparada, extendemos en una capa de tres a cinco centímetros la masa de barro fresco, colocamos el horno encima, tomamos niveles y ajustamos la posición definitiva que el horno va a ocupar. Es muy importante que tomemos la medida desde la boca del horno de barro hasta la ubicación que frente a ella vaya a tener la puerta, que será como mínimo la longitud de los ladrillos que vayamos a emplear para formar la boca.
Cubrimos toda la cúpula del horno con la misma masa de barro en un espesor mínimo de 5 centímetros, para esta actividad es muy importante que palmeemos bien el barro al efecto de que quede bien pegado y haga cuerpo con lo que va a ser el núcleo del horno.
Para continuar con el montaje no es necesario esperar a que este barro seque pero si así sucediera, veremos que el mismo se va a cuartear en forma de piel de cocodrilo. Es lo habitual por el mero hecho de que el barro retrae al secar y encoje. Como la bóveda de barro de Pereruela mantiene el volumen constante, no deja encoger la masa de barro aplicada y se produce tal efecto. No hay que hacerle nada ni preocuparse porque es lo normal.
Recubrimos el horno con el pliego de lana de roca procurando llegar hasta la misma boca, recortamos el sobrante de las esquinas con un cúter y aprovechamos los trozos recortados para reforzar el aislamiento en alguna zona que pudiera quedar descubierta. El producto que nosotros comercializamos es suave al tacto y no genera molestias en la piel por lo que podemos manejarlo sin miedo. Esta capa de aislamiento no tiene una función exclusiva de aislar térmicamente, también permite confinar la capa de barro fresco anteriormente empleada y que no se disgregue al secar, además de absorber las dilataciones por calentamiento del horno sin que se transmitan tensiones a las siguientes capas.
Hay que tener en cuenta que estamos fabricando una especie de cascarón rígido de protección sobre el núcleo del horno de barro y la interacción entre ambos puede provocar agrietamientos del cascarón si no lo aislamos mecánicamente de las capas internas, este es el motivo por el que utilizamos una lana de roca con espesor de 60 milímetros y no menor.
Para la sujeción de la lana de roca que las capas posteriores se mantengan unidas y consistentes, colocamos una capa de malla gallinera. Abarcamos bien todo el núcleo y empleamos unas cuerdas de atado. No es necesario emplear alambre porque la malla en sí es suficiente para que las capas posteriores queden bien sujetas y no es necesario retirar las cuerdas conforme aplicamos el mortero ni con posterioridad. No es conveniente apretar en exceso la malla gallinera porque reduciríamos el espesor de la lana de roca e inhibiríamos la capacidad de absorber dilataciones.
Pasamos a la construcción de la boca del horno. En la parte frontal, y sobre la propia meseta que teníamos preparada, comenzamos colocando con mortero refractario los ladrillos que formarán la base. Empleamos en todo caso ladrillos y mortero refractarios, pues es una zona con máxima exposición al calor que además va a estar sometida al roce continuo de las cazuelas. La disposición de los ladrillos en esta zona es la que se muestra en las imágenes.
Presentamos la puerta, cuya parte inferior del marco quedará calzada sobre los ladrillos de la base, la aseguramos para que no se mueva durante el montaje y ajustamos las patillas de sujeción dispuesta en el marco para proceder a construir los laterales de la boca. Para esta operación resulta conveniente separar la puerta del marco con el fin de disminuir su peso y poder trabajar cómodamente por el interior de la boca.
Procedemos entonces a recrecer los laterales de la puerta con ladrillos refractarios y mortero gris o blanco según nuestras preferencias; dejaremos embebidas las patillas en el mortero y llegaremos hasta la zona en que empieza a formarse el arco. El marco de todas nuestras puertas es bastante ancho, lo que posibilita que los ladrillos queden bien arropados por el ángulo del marco y que, aun así, quede espacio en el interior para poder enfoscar con mortero refractario en un buen espesor. Al colocar estos ladrillos no debemos preocuparnos porque el rejuntado interior de los ladrillos quede totalmente relleno de mortero y regularizado debido a que la protección frente al fuego nos la va a dar el enfoscado referido y un rejuntado en basto va a mejorar las condiciones de adherencia.
Llegados a este punto debemos decir que NO EXISTE EL CEMENTO REFRACTARIO BLANCO. El cemento refractario se fabrica con alúmina y es gris oscuro, de tal suerte que si queremos que las juntas exteriores de la boca del horno sean blancas, es necesario que el interior de la boca se proteja con una buena capa de mortero refractario. También debemos informar de que el color del mortero no solo va a depender de que se emplee cemento blanco y/o de la cantidad de cemento, también del color de la arena o de si empleamos algún pigmento.
Si queremos colocar en la esfera de lectura del termómetro en la parte frontal, debemos adquirir un termómetro de 40 centímetros en lugar de 30 y el momento de instalarlo es durante la colocación de los ladrillos de la boca. Para ello, separamos la vaina de protección de la sonda del termómetro (que sale junto con la esfera en una pieza) con el único fin de que no se manche o ropa durante la obra, presentamos la vaina a la altura que deseemos de los ladrillos y hacemos un taladro de 10 milímetros sobre el propio horno por el que introducimos la vaina. La colocación de la vaina debe ser tal llegue desde el interior del horno y sobresaliendo una distancia mínima, hasta el frente de la boca. La altura y posición del taladro la decide el montador según preferencias, pero aconsejamos instalarlo del lado, izquierdo o derecho, que abra la boca de la puerta para que no nos quede escondido.
Comenzamos a formar el arco inclinando progresivamente los ladrillos en ambos laterales con cuidado de ir alineando los ladrillos con la zona curva del marco y sin dejarlos fuera del mismo. Una vez colocados los dos primeros ladrillos inclinados que forman el arco, colocamos el tiro o campana. Al instalar el tiro debemos tener en cuenta que esté a una altura tal que quede bien asentado sobre los ladrillos, que al abrir la puerta del horno el tiro no se vea por haber quedado muy bajo y que quede distanciado de la boca del horno de barro en torno a 1 centímetro con el fin de que desde el tiro no se transmitan tensiones de dilatación al núcleo del horno.
Una vez presentada la campana del tiro, la forramos con la manta de fibra biosoluble para que quede aislada térmica y mecánicamente. A este respecto debemos indicar que este aislante lo empleamos únicamente en la zona del tiro y no en el cuerpo del horno, debido a que su espesor es menor al de la lana de roca y, consecuentemente, su distancia de aislamiento mecánico menor (absorbe mayores movimientos la lana de roca de 60 milímetros que la manta de fibra biosoluble de 20 milímetros). Sin embargo, por la misma razón, su ajuste a superficies irregulares, como es la de la zona del tiro, es mayor, se adapta mejor y con más facilidad a la forma irregular del tiro.
Desaconsejamos por su peligrosidad el empleo de mantas con fibras cerámicas u otras con asbestos o amiantos, las cuales son muy eficientes en el ámbito industrial, pero innecesarias en el doméstico. Las fibras de las mantas que nosotros comercializamos están compuestas de un agregado de calcio, sílice y magnesio y no están clasificadas como peligrosas durante su manipulación.
Procedemos a continuación a terminar el arco de la boca, cortando los ladrillos según necesidades con el fin de librar el espacio de la campana y que la misma quede totalmente protegida. De igual forma hacemos con la chimenea, cortamos los ladrillos para que el tubo del tiro quede totalmente protegido por un prisma que haga de carcasa exterior.
Para rematar el interior de la boca, hacemos una masa de mortero refractario con la que rematamos las juntas entre el horno de barro y los ladrillos de la boca, el espacio entre el horno de barro y el tiro, rematamos el asiento del marco sobre los ladrillos de la base y enfoscamos los laterales interiores de la boca en una capa mínima de 1 o 2 centímetros.
Para volver a la zona del cuerpo del horno, tenemos dos opciones de montaje, en cuadrado o enclaustrado o en redondo:
MONTAJE EN CUADRADO:
Consistente en enclaustrar, empotrar, ocultar, etc. el horno, para lo que vamos a proceder a levantar las paredes de cerramiento entre las que va a quedar el núcleo del horno de barro.
No necesitaremos ladrillos o mortero refractarios para esta zona que no se va a calentar, en todo caso tendrán un espesor mínimo de medio pie de 9 ó 10 centímetros y el acabado puede ser mediante ladrillo de cara vista o cualquier otro tipo que luego nos permita un enfoscado, chapeado con piedra, frisos de madera, etc, etc., ya es cuestión de acabados.
La colocación del termómetro es análoga pero podemos optar por colocarla en el mismo frente de la boca o retranqueada en un lateral, resultado de lo cual podremos optar por el empleo de un termómetro de 30 o de 40 centímetros de longitud.
Cuando la fábrica de ladrillo esté recrecida hasta la altura del horno más 10 ó 20 centímetros, procedemos directamente a rellenar todo el espacio interior con tierra análoga a la que habíamos empleado para la primera masa de barro de aislamiento. En este caso, la tierra no debe estar húmeda ni amasada y tampoco debemos emplear arena o materiales de grano fino porque las piedrecillas “se escurren” y se mueven con las dilataciones. Únicamente echamos un carretillo de tierra que nos cubra el horno y ya no necesitamos más aislantes.
Si se trata de una instalación de interior podemos llevar la fábrica de ladrillo hasta el techo y en todo caso podemos dejarla a media altura en forma de caseta o cajón, colocando unos ladrillos rasillones sobre la parte superior y extendiendo una capa de mortero de cinco centímetros que cubra toda la caseta. Si va a quedar en el exterior debe dársele cierta pendiente y colocar unas tejas, pizarras o algún material que impermeabilice el conjunto, en interior supeditamos el acabado superior a las preferencias estéticas del cliente pues no necesitará protección frente a la lluvia.
MONTAJE EN REDONDO:
Consiste en construir una segunda carcasa esférica exterior y paralela al propio horno de barro.
Como la carcasa ha de ser rígida, hacemos una masa de mortero con arena, arcilla expandida, cemento gris y agua con la que enfoscamos en un espesor mínimo de 2 centímetros el exterior del cuerpo del horno. El mortero quedará adherido y unido entre sí gracias a la malla gallinera instalada previamente, conseguiremos ya tener un soporte consistente sobre el que seguir trabajando y podremos regularizar toda la superficie alrededor del horno.
La malla antifisuras se colocará mientras éste mortero esté fresco y sobre toda la zona próxima a la boca conforme a la siguiente secuencia: aplicamos una capa de mortero, presentamos la malla en trozos ajustados a la superficie a cubrir y cuidando de que haya solape entre ellos, fratasamos y aplicamos más mortero encima.
La colocación del termómetro en un lateral se hace durante este mismo paso de enfoscado exterior y en las mismas condiciones ya indicadas.
Ya únicamente falta dotar al horno de un acabado superficial, consistente en aplicar un enfoscado con mortero de cemento blanco, chapeado de piedra, ladrillos, teselas de mosaico de azulejo o marmolillos, etc.